Hogar productividad Qué es la productividad “lenta” y por qué es importante en este momento

Publicidad

Qué es la productividad “lenta” y por qué es importante en este momento

por Leandro Carrasco

Cuál es la esencia de la productividad “slow
Este término fue acuñado por Cal Newport, autor de “Stop Dreaming, Get Busy!” y “Digital Minimalism”.

El ajetreado ritmo de vida actual es agotador y nos hace buscar formas de equilibrar el trabajo y la vida personal. Queremos una carrera que no se convierta en un estrés interminable y que no nos exija ser agotadoramente productivos.

Pero acortar simplemente la semana laboral no ayudará con el exceso de trabajo. Según Newport, el problema no es cuántas horas se nos pide que trabajemos, sino cuánto trabajo se nos asigna en cada momento. Y si se reduce la jornada laboral y la carga de trabajo sigue siendo la misma, estaremos aún más estresados, porque tendremos que trabajar con plazos más cortos.

Así que Newport sugiere un enfoque diferente: trabajar un poco más despacio y en menos tareas a la vez, para poder disfrutar más del proceso. La productividad “lenta”, por tanto, permite replantearse la eficiencia, donde la calidad del trabajo realizado pasa a ser más importante que la cantidad.

En qué se diferencia la productividad “lenta” de la productividad normal
En su libro Think Slow… Decide Fast, el psicólogo Daniel Kahneman describe dos sistemas que determinan cómo pensamos y, por tanto, qué resultados obtenemos. “El sistema 1 consiste en reacciones rápidas, intuitivas y emocionales. Es el que utilizamos cuando tomamos decisiones basándonos en los sentimientos y en nuestra “voz interior”. “Sistema 2” es el pensamiento pausado, deliberado y lógico necesario para el análisis estratégico.

Cuando nos enfrentamos a una larga lista de tareas y un plazo estricto, tenemos la tentación de activar el “Sistema 1”. Empezamos a completar las tareas a toda velocidad, a menudo a expensas de la calidad y la precisión del trabajo, de los demás e incluso de nuestra propia felicidad. Esto es productividad “rápida”.

La productividad “lenta” ayuda a combatir un error común basado en la idea de que si mantenemos un nivel perfectamente alto de productividad, es decir, si trabajamos lo suficientemente rápido o lo suficientemente duro, tendremos tiempo para nosotros mismos y para las actividades que nos gustan. Al hacer la cantidad de trabajo necesaria, es como si “mereciéramos” tiempo libre.

Muchas personas incluso convierten las tareas en una competición y suben regularmente el listón, intentando batir sus propios récords de productividad. Pero éste es un camino directo al agotamiento. La alegría de vivir no hay que ganársela, hay que experimentarla. Las investigaciones demuestran que tenemos muchas más posibilidades de tener éxito si disfrutamos del momento presente.

El principal objetivo de la productividad “lenta” es mantener nuestra carga de trabajo en un nivel óptimo. A menudo pensamos que si empezamos a hacer menos, no sólo sufriremos nosotros, sino que la empresa para la que trabajamos será menos competitiva. De hecho, cuanto más trabajo hacemos, más estresados están los empleados, lo que significa que la calidad del trabajo empieza a resentirse seriamente y la cantidad de tiempo disponible para hacerlo disminuye.

Newport cree que si empezamos a trabajar con más constancia y nos centramos en un número reducido de cosas a la vez, y dejamos de asumir nuevos compromisos hasta que hayamos resuelto los anteriores, la velocidad de trabajo aumentará.

Para los directivos, la parte más difícil de aplicar la productividad “lenta” será la distribución de tareas. Muy a menudo, cuando a un jefe se le ocurre una idea, llama inmediatamente al empleado adecuado o le escribe una carta, le explica lo que hay que hacer y vuelve a sus asuntos. Con una productividad “lenta”, tendrá que idear un sistema eficaz que le ayude a priorizar una nueva tarea y pasársela al empleado sólo cuando esté libre. Sí, es complicado y lleva tiempo, pero el trabajo ligero rara vez es realmente eficaz.

Cómo aplicar la productividad “lenta
Cambia tu punto de vista
Para empezar, tiene que replantearse su propia actitud hacia la productividad. Esto puede hacerse a través de preguntas como

¿En qué tipo de ambiente trabajo mejor?
¿Qué prácticas me ayudan a ser productivo?
¿Qué tipo de trabajo hago y requiere rapidez o reflexión?
Las respuestas te darán una idea exacta de cómo puedes utilizar la productividad “lenta” en tus tareas laborales.

Cambia tu enfoque
Ir más despacio no significa desconectar del mundo exterior en absoluto. Tienes que dar espacio a tu mente para crear ideas y establecer nuevas conexiones. Por ejemplo, salga a pasear, pero vaya más despacio de lo habitual. Lee un libro, pero permítete detenerte en determinadas palabras y pensamientos.

Aprenda a utilizar distintos tipos de atención e intente pasar de la concentración máxima a una onda mental más tranquila que le permita generar energía y pensar de forma creativa.

También te puede interesar

Publicidad